miércoles, 29 de febrero de 2012

Los cuentos populares rusos en Imaginaria



El antiguo imperio de los zares era un territorio inconmensurable, extendido sobre dos continentes: Europa y Asia; en él cohabitaban numerosos grupos étnicos. Sólo esto nos da una idea de la diversidad y riqueza de los relatos que circulaban en aquel territorio. Algunos de estos relatos no dejan de resultarnos, sin embargo, familiares. Así, por ejemplo, “Vasilisa la Bella” tiene muchos puntos en común con “La Cenicienta”, y “La Zarevna Rana” con “Las tres plumas” de los hermanos Grimm. Como en otras historias del mundo, el tercer hijo, el menor, es el llamado tonto, y sin embargo, Iván (ese suele ser su nombre) demuestra finalmente ser el único capaz de vencer las pruebas a las que se ve sometido, demostrando bondad, inteligencia y valentía. Sin embargo, hay en estos cuentos elementos que los insertan en el paisaje y las —para nosotros— exóticas costumbres de la antigua Rusia. Una bruja caníbal, con una pata de hueso, que habita en lo profundo del bosque en una isba giratoria sostenida por patas de gallina, resulta de una belleza estremecedora. Lobos mágicos que ayudan al héroe, casi a la manera de un hada madrina; y hechiceros descarnados cuya inmortalidad se debe a que su cuerpo está separado del alma. Algunas de estas historias contadas por el pueblo, son reelaboraciones de antiguos poemas épicos: las bilinas, y en ellas personajes históricos de la antigua Rus cobran vestidura de héroes populares.


Grandes escritores, músicos, plásticos, intelectuales, se vieron conmovidos por estos relatos del campesino ruso: Pushkin, Tolstoi, Gorki, Bilibin, Rimski-Kórsakov, Stravinsky, Mussorgsky, Afanásiev, Propp… Su sensibilidad no les permitió permanecer indiferentes ante una literatura que, por pertenecer a los pobres, había sido negada durante siglos por los grupos intelectuales y artísticos. El interés por estos relatos estuvo estrechamente relacionado con las luchas sociales y los movimientos de emancipación que conmovieron a aquel inmenso país durante el transcurso del siglo XIX hasta desembocar en la revolución de 1917.
No han sido, ni siguen siendo frecuentes las oportunidades para los lectores argentinos de acceder a estas historias de la antigua Rusia.
En los años ’70 llegaron a Argentina unos libros muy hermosos, de tapa dura, editados en Moscú. Se trataba de los libros de Editorial Progreso: El Pájaro de Fuego, La casita bonita y Alionushka, entre otros.


Editorial Progreso también publicó en castellano Cuento del rey Saltán, de su hijo, el príncipe Guidón, glorioso paladín, y de la bella princesa Cisne, de Alexandr Pushkin con ilustraciones de Iván Bilibin.



Entre 1983 y 1984, la editorial Anaya, en España, reunió en tres volúmenes una sustancial parte de los cuentos recopilados por Afanásiev. Acompañó estos relatos con las ilustraciones de Iván Y. Bilibin y colocó como introducción en el primer tomo un texto de Vladimir Propp. Al final del último volumen —mediante un extenso apéndice— la traductora Isabel Vicente sitúa a los lectores de manera minuciosa en el contexto histórico y en la vida del autor e ilustrador de estos libros.


En 1990, la editorial española Lumen publicó Cuentos rusos en dos volúmenes de gran formato y tapa dura, con amplias ilustraciones de Iván Bilibin.


Lo cierto es que la mayoría de las ediciones de los cuentos populares rusos pueden ser recogidas aquí y allá, sólo en librerías de viejo. Verdaderos hallazgos que no debemos dejar pasar, ya que lamentablemente las ediciones actuales de estos cuentos prácticamente no existen en nuestro país.
Es por esta ausencia que hemos decidido difundir algunos cuentos populares rusos en las páginas de Imaginaria. Creemos que serán bienvenidos por aquellos lectores, niños y adultos, que están ávidos de historias y personajes de otras latitudes y otras épocas.
Baba Yaga aún está allí, en su isba de patas de gallina rodeada de calaveras; podemos recibir su ayuda para nuestra empresa, si sabemos utilizar las palabras adecuadas. Pájaros de fuego y orgullosas zarevnas, zares crueles y magnánimos, valientes bogatires y jóvenes llamados Iván que se hacen pasar por tontos para haraganear acostados en la estufa. Un universo de relatos que tomaron forma durante siglos de transmisión oral a través de los extensos paisajes de la lejana Rusia nos esperan.



Artículo completo, con notas y bibliografía en la revista Imaginaria: http://www.imaginaria.com.ar/2011/09/los-cuentos-populares-rusos-en-imaginaria/

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