lunes, 20 de febrero de 2012

Alicia y el país de las maravillas celebran 150 años


En 2012 se cumplen 150 años de la "dorada tarde" de 1862 en la que el diácono y matemático Charles Lutwidge Dogson, más conocido como Lewis Carroll, improvisó durante un paseo en bote por el río Támesis, una disparatada historia para su joven amiga Alice Liddell y las hermanas de ésta. Lo que él nunca se imaginó fue que ese relato sobre una niña que cae en un agujero mientras persigue a un conejo blanco sería su pasaporte a la inmortalidad.

Antes de comenzar la novela, Lewis Carroll incluyó un poema que hace referencia a la gestación de la obra:

A través de la tarde color de oro
el agua nos lleva sin esfuerzo por nuestra parte,
pues los que empujan los remos
son unos brazos infantiles
que intentan, con sus manitas
guiar el curso de nuestra barca.

Pero, ¡las tres son muy crueles!
ya que sin fijarse en el apacible tiempo
ni en el ensueño de la hora presente,
¡exigen una historia de una voz que apenas tiene aliento,
tanto que ni a una pluma podría soplar!
Mas, ¿qué podría una voz tan débil
contra la voluntad de las tres?

La primera, imperiosamente, dicta su decreto:
"¡Comience el cuento!"
La segunda, un poco más amable, pide
que el cuento no sea tonto,
mientras que la tercera interrumpe la historia
nada más que una vez por minuto.

Conseguido al fin el silencio,
con la imaginación las lleva,
siguiendo a esa niña soñada,
por un mundo nuevo, de hermosas maravillas
en el que hasta los pájaros y las bestias hablan
con voz humana, y ellas casi se creen estar allí.

Y cada vez que el narrador intentaba,
seca ya la fuente de su inspiración
dejar la narración para el día siguiente,
y decía: "El resto para la próxima vez",
las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Y así fue surgiendo el "País de las Maravillas",
poquito a poco, y una a una,
el mosaico de sus extrañas aventuras.
Y ahora, que el relato toca a su fin.
También el timón de la barca nos vuelve al hogar,
¡una alegre tripulación, bajo el sol que ya se oculta!

Alicia, para ti este cuento infantil.
Ponlo con tu mano pequeña y amable
donde descansan los cuentos infantiles,
entrelazados, como las flores ya marchitas
en la guirnalda de la Memoria.
Es la ofrenda de un peregrino
que las recogió en países lejanos.

Fotografía de Alice Liddell tomada por el británico Charles Dogson en el verano de 1858

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